Las mujeres están reconstruyendo Ecuador. Literalmente.
12 octubre 2016
El 16 de abril de 2016, un terremoto de magnitud 7,8 sacudió a Ecuador, afectando a 720.000 personas, de las cuales la mitad eran mujeres y niñas.
Cuando Verónica Lucas Melo, de 35 años de edad, caminó por la calle junto a otras tres mujeres de su comunidad usando chaquetas reflectoras, botas y cascos, la gente se quedó mirando sorprendida. Verónica y sus amigas estaban nerviosas, pero decididas. Estaban a punto de demostrar a sus familias y a la comunidad que las mujeres pueden reconstruir Ecuador, literalmente.
El 16 de abril de 2016, un terremoto de magnitud 7,8 sacudió a Ecuador, afectando a 720.000 personas, de las cuales la mitad eran mujeres y niñas. Según datos proporcionados por el gobierno, un mes después del sismo había 28.775 personas viviendo en refugios.
Verónica vive en Las Gilces, una pequeña comunidad de 800 familias ubicada en la parte occidental del país, donde casi 100 viviendas tuvieron que ser demolidas y reconstruidas.
“Me dijeron que no iba a hacer nada útil allí, y que sólo estorbaría”, recuerda Verónica, cuando comunicó a su familia que iba a unirse a las tareas de reconstrucción. “Me preguntaron, ‘¿qué vas a hacer en un sitio para hombres?’”.
Verónica tiene tres hijos y es ama de casa, y nunca había trabajado fuera de su hogar, mucho menos en la construcción, un sector dominado por los hombres. Sin embargo, su familia depende de la agricultura, y las variaciones climáticas y los desastres han afectado los cultivos. El escaso dinero que tenían ahorrado se estaba acabando.
Cuando Verónica se enteró del programa conjunto de las Naciones Unidas “Dinero por Trabajo”, que tenía el propósito de reactivar la economía local, divisó una oportunidad para adquirir habilidades nuevas y encontrar una nueva fuente de ingresos para su familia. Así, participó en las capacitaciones impartidas por ONU Mujeres en Las Gilces y Manta, con el apoyo del Ministerio de Justicia de Ecuador, relacionadas con la albañilería y construcción.
Durante la primera jornada de trabajo, se produjo un momento de silencio tenso hasta que Verónica tomó su herramienta para derribar una pared dañada. Las demás mujeres que formaban parte del programa aplaudieron, y se unieron a ella para completar la tarea. “Los hombres comenzaron a tomarnos en serio. Ya no nos consideraban débiles, y trabajaban junto a nosotras en equipo”, explicó Verónica.
A la fecha, el programa ha capacitado y acreditado a 48 personas procedentes de comunidades afectadas por el terremoto. Luego de completar la capacitación, las y los participantes se inscriben en una base de datos de empleo que reúne a personas de la comunidad local disponibles para trabajos de reconstrucción. De hecho, 12 de las mujeres que recibieron capacitación actualmente están reconstruyendo el centro de rehabilitación social “El Rodeo” en la ciudad de Portoviejo. Además, Save the Children, una organización asociada que realiza actividades en Ecuador, tiene planeado contratar a mujeres capacitadas para construir 20 centros comunitarios para finales de año.
“El periodo de recuperación luego de una crisis brinda una oportunidad única para sentar las bases con el fin de promover la autonomía y el empoderamiento económico de las mujeres. Constituye una oportunidad para erradicar los estereotipos de género y construir sociedades más igualitarias”, señaló la representante de ONU Mujeres en Ecuador, Moni Pizani. “Empoderar a las mujeres es una manera de prevenir la violencia y garantizar un futuro mejor para ellas”, añadió.
En mayo, ONU Mujeres en Ecuador también organizó un taller de capacitación, “Herramientas para mi desarrollo personal y el de mi negocio”, en colaboración con el Ministerio de Justicia, que proporcionó aptitudes para la iniciativa empresarial a 80 mujeres procedentes de las comunidades cercanas de Calceta y Rocafuerte. “Las capacitaciones nos enseñaron que no debemos temer a las crisis, sino aprovechar la oportunidad para ayudar a nuestras familias”, afirmó María Mora, de 34 años y oriunda de Calceta, quien participó en el taller. ONU Mujeres también respalda los esfuerzos para fortalecer la participación de las mujeres en la gobernanza de los refugios y para capacitar a la policía y las fuerzas de seguridad para prevenir y abordar la violencia de género.
Para Verónica, han cambiado muchas cosas desde su participación en el programa: gana USD 120 al mes para complementar el ingreso de su familia, y tiene confianza en sus habilidades. Actualmente, desempeña un papel clave en su comunidad.