Cuando los centros locales de aprovisionamiento lácteo cerraron debido a la emergencia de la COVID-19, Álvaro Ramón, ganadero y productor lácteo en la región amazónica de Ecuador, se quedó con muchos litros de leche y un espíritu solidario. Decidió regalar sus excedentes para ayudar a las familias afectadas por el confinamiento y la interrupción de las cadenas de suministro.
Una mañana al inicio de la pandemia, cuando se iniciaron las restricciones, Álvaro publicó este mensaje en las redes sociales: “Si conoces a alguien que necesite leche, hoy la estamos regalando”. Esperaba que su ofrecimiento llegase a familias necesitadas y motivase a otros productores locales que se encontraban en situaciones similares.
En pocos minutos, Álvaro se vio inundado con mensajes de todo tipo de gente de la comunidad: madres con niños pequeños, ancianos, así como familias jóvenes. Todos estaban más que deseosos de recibir la ayuda.
“Me sentí motivado a ofrecer mi producción láctea diaria de forma gratuita, y comencé a repartir leche de forma segura a familias de bajos ingresos, mujeres embarazadas y madres con niños pequeños”, explica Álvaro, comprometido con la comunidad en la que vive desde hace más de 35 años.
En Ecuador, para gran parte de la población, las medidas de confinamiento implementadas para detener la propagación de la COVID-19 han provocado la pérdida de ingresos y un acceso limitado a los alimentos, o incluso al agua potable. Estas restricciones también han dificultado a los pequeños productores llegar a los mercados, creando a su vez dificultades para el flujo de bienes y servicios en algunos pueblos y ciudades.
En concreto, en la provincia de Morona Santiago, las familias de la comunidad de Álvaro, en Huamboya, han tenido problemas para obtener productos frescos, como leche, huevos y hortalizas, debido a las restricciones a la movilidad.
Al no poder venderla en los mercados, la leche de las vacas de Álvaro se habría echado a perder. Tras darse cuenta de que se trataba de un producto preciado para muchas personas en su región, Álvaro decidió que la generosidad era la mejor respuesta. Obtuvo el documento de salvoconducto obligatorio para poder circular y condujo su camión para repartir 50 litros de leche a unas 20 familias de su comunidad.
Álvaro ha dedicado su vida a la producción ganadera y es uno de los beneficiarios del proyecto de la FAO “Ganadería Climáticamente Inteligente” en Ecuador, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM). Ha participado activamente en las Escuelas de campo para agricultores que abordan los retos ambientales y productivos de la ganadería. El proyecto ha ayudado a Álvaro y a muchos otros productores ganaderos a aumentar su producción de manera sostenible.
Desde marzo, la situación ha ido mejorando y la producción de leche se está ahora reforzando, gracias a la colaboración de los países de la región para apoyar la cadena de suministro y evitar una crisis alimentaria.
El pequeño acto de generosidad protagonizado por Álvaro le ha hecho ganarse mucho afecto y aprecio -a distancia de seguridad- en forma de aplausos, sonrisas, gratitud y comentarios en sus publicaciones de las redes sociales. “Gracias por la leche, está deliciosa”, se lee en una de las muchas respuestas publicadas.
Anticiparse al futuro y ser respetuoso con el clima
Álvaro es uno de los 1 056 productores de ganado que han aplicado prácticas ganaderas sostenibles gracias a la capacitación proporcionada por el proyecto Ganadería Climáticamente Inteligente de la FAO y el FMAM. Esta iniciativa ha incrementado la productividad y los ingresos de los ganaderos en siete provincias del Ecuador. El proyecto proporciona también a los pequeños productores acceso a microfinanciación para iniciativas verdes.
Desde mayo de 2019, la cooperación del proyecto con BanEcuador ha entregado más de 953 000 USD para apoyar a los productores en la implementación de prácticas ganaderas respetuosas con el clima en sus explotaciones. Estas buenas prácticas tienen potencial para reducir las emisiones de carbono en más de mil toneladas de CO₂ al año.
El aumento de las crisis es una realidad para los agricultores a nivel mundial, y el cambio climático juega un papel importante. La FAO ha trabajado con el FMAM durante más de dos décadas para abordar la relación fundamental entre la agricultura y el medio ambiente, apoyando proyectos que involucran a los pequeños productores de todo el mundo y se centran en prácticas de producción sostenibles, ecológicas y respetuosas con el clima. Esta crisis confirma que contar con medios de vida más sólidos y sostenibles es la piedra angular para lograr resiliencia y superar las crisis. Pero la generosidad es lo que mantiene unidas a las comunidades y les ayuda realmente a avanzar.
Más información