La ONU, de luto por la muerte del ex Secretario General Javier Pérez de Cuéllar
05 marzo 2020
Javier Pérez de Cuéllar, el quinto Secretario General de la ONU, alabado por su capacidad para fomentar el diálogo y por liderar la Organización durante una turbulenta década, ha fallecido este miércoles a los 100 años.
El diplomático peruano, que también era abogado y profesor, fue el primer y hasta ahora único latinoamericano en liderar la ONU.
Nacido en Lima, Perú, el 19 de enero de 1920, fue nombrado Secretario General tras 42 años de carrera diplomática. Cuando la Asamblea General celebró su primera sesión en Londres en 1946, Pérez de Cuellar era un joven delegado que formó parte de la delegación de Perú.
A lo largo de su carrera, fue embajador de Perú en Suiza, la antigua Unión Soviética, Polonia y Venezuela; ocupó numerosos puestos en el ministerio de Asuntos Exteriores de su país, incluyendo el de representante permanente ante la ONU en 1971.
En julio de 1974, mientras ocupaba la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad, gestionó la crisis en Chipre tras el golde de Estado grecochipriota y la consiguiente intervención militar de Turquía. Un año después, fue nombrado representante especial del Secretario General en Chipre. Ocupó ese puesto durante dos años y después dirigió el Departamento de Asuntos Políticos de la ONU y fue el representante de la Organización en Afganistán.
En 1982, su mandato como Secretario General comenzó con las intensas negociaciones entre el Reino Unido y Argentina sobre la soberanía de las islas Falkland/Malvinas. Pérez de Cuéllar perseveró a pesar de los numerosos retos y, al referirse a las conversaciones de paz, dijo la famosa frase “el paciente está en cuidados intensivos, pero todavía está vivo”.
A pesar de que tenía problemas de salud, aceptó un segundo mandato como Secretario General. En su discurso de aceptación de 1986, y dada la crisis financiera que atravesaba la Organización, dijo que “declinar en tales circunstancias habría sido equivalente a abandonar un deber moral hacia la ONU”.
La “difícil situación” de la ONU otorgaba una “oportunidad creativa para la renovación y las reformas”, aseguró, reiterando su “inquebrantable fe” en la “validez” de la Organización.
Su segundo mandato estuvo marcado por las negociaciones para lograr un alto al fuego entre Iraq e Irán en 1988 y por la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán. Su equipo además ayudó a lograr la estabilidad política en Nicaragua y Camboya y la independencia de Namibia. Durante su último día en el cargo, consiguió un acuerdo de paz en El Salvador que puso fin a una guerra civil que duró una década.
En 1987, recibió el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Iberoamericana. En 1989, fue galardonado con el premio Olof Palme para el entendimiento internacional y la seguridad común y el premio Jawaharlal Nehru para el entendimiento internacional.
Su etapa como Secretario General terminó en 1991, pero durante toda su vida siguió siendo fiel a los valores de la ONU y luchando por la paz, la justicia, los derechos humanos y la dignidad humana. Pérez de Cuellar fue condecorado en 25 países y ha recibido varios títulos honorarios.
Cuando las Operaciones de Paz de la ONU recibieron el Nobel de la Paz, Pérez de Cuéllar pronunció un discurso ante el Comité del Nóbel en el que dijo que “la esencial de la vida es la contienda y la competición” y por tanto “una paz perfecta no existe”. “La contienda y la competición son estimulantes, pero cuando degeneran en conflictos son destructivos y perturbadores”, añadió. Por eso, el objetivo de las Naciones Unidas debe ser “dibujar la línea entre la contienda y el conflicto”. Gracias a su inquebrantable determinación, Pérez de Cuéllar ayudó a muchos países a “quedarse en el lado correcto de esa línea”.
Mensaje del Secretario General
"Me entristece profundamente la muerte de mi predecesor, Javier Pérez de Cuéllar", aseguró el actual Secretario General de la ONU, António Guterres en un comunicado emitido por su portavoz.
"Era un estadista consumado, un diplomático comprometido y una inspiración personal que dejó un profundo impacto en las Naciones Unidas y nuestro mundo. La vida de Pérez de Cuéllar abarcó no solo un siglo, sino también toda la historia de las Naciones Unidas, desde su participación en la primera reunión de la Asamblea General en 1946", afirmó.
Guterres expresó su más sentido pésame a la familia, al pueblo peruano y a muchos otros en todo el mundo "cuyas vidas fueron tocadas por un notable y compasivo líder mundial que dejó a nuestro mundo en un lugar mucho mejor".